DÍA 7, 8 agosto 2010 ( 320 km.)
Otro día que toca despedida del hotel, la gente muy amable, e nota que es familiar. Recogemos las cosas y nos tomamos un café, arrancamos y salimos dirección Campo, de la que tenemos buenos recuerdos de unas anteriores vacaciones, llegamos y decidimos ir en dirección Castejón de Sos, ya que se tarda lo mismo que por la carretera que indica el GPS, y esta ruta no la conocemos, chupate esta GPS de los cojo... Sabia elección, pasamos por una garganta guapísima, llena de moteros haciendo curvas, aunque la carretera no está para muchas alegrías.
Llegamos a Vielha, donde paramos a tomar un café en la misma cafetería que nos vio llegar hace unos años, que recuerdos. Llenamos el depósito, no veas como está la gasolina en Francia, por si no encontramos ninguna otra gasolinera antes de cambiarnos de país, y cuando llegamos a Bossost nos encontramos con un pueblecito español lleno de franceses, de motoristas franceses, y encima domingo, su día de salir en moto, ni te cuento como estaba esto de Harley`s y de naked, el ambiente ideal de cualquier motero...
Después de comer, por cierto, estaba todo riquísimo, a La France, y a prepararse para lo bueno, casi 200 km. de carretera de montaña: mal asfalto, curvas para aburrir, pero unos pueblos y unas curvas bordeando el río, dificilmente mejorables.
Llegamos cansados a Ax-Les-Thermes, cansados de tanta curva, aunque esta vez ha sido mejor, sin prisa, disfrutando del paisaje, parando cada pocos km., ideal. Al llegar esto parece Andorra en plena hora punta, atascazo de cojones, y yo sin saber donde está el hotel, bastante mal señalizado. Llamo a recepción y afortunadamente el tío habla español, pero con sus indicaciones no vería el hotel ni estando en la puerta, pero saco mi sentido viajero-orientativo, y después de paras 3 veces por delante del complejo donde me alojaré, me doy cuenta que estaba allí, si es que uno no puede salir de su casa...
Nos registramos en el hotel, un complejo de tropecientosmil apartamentos, muy chulo eso sí, todo nuevecito, y bajamos al pueblo a comprar algo de cenar, hay ambiente, me gusta este país.
DÍAS 8 y 9 , 9 y 10 agosto 2010 ( 80 km. )
Vamos a disfrutar de la estancia, de la piscina, si el tiempo lo permite, ya que han dado lluvia, de hecho, ahora mismo está lloviendo, y de los paseos juntos por el pueblo, que de verdad merece la pena. Aquí unas fotitos del entorno.
No me podía ir de allí sin meter los pies en el foso de agua termal que hay en mitad del pueblo, por cierto, caliente de verdad, vaya gustazo tiene que dar en invierno rodeado de nieve.
Como yo sabía que no me podría estar quieto tanto tiempo, decidí ir a ver el castillo de Foix, que pillaba cerca del hotel, pero cual fué mi sorpresa que esperando a visitarlo caída la tarde, cuando llegamos iban a cerrar, otra vez será, pero pude hacer unas fotos desde la entrada, ya que habíamos subido, por aprovechar el viaje.
Tras eso, decidimos volver al hotel, bajamos al pueblo y compramos algo para cenar, aún me acuerdo del kebap que me comí, con patatas y todo.
DÍA 10, 11 agosto 2010 (67 km.)
Bueno, pues ya estamos más cerca de España, ahora toca Andorra.
Como siempre, atasco en la entrada, atasco camino del hotel, atasco en el centro, es el país del atasco, pero algo tiene que me gusta este país. Serán sus tiendas de motos, que por cierto, ya no merece la pena comprar aquí si lo que te importa es el ahorro en el precio, salvo en alguna oferta especialísima, en España se puede conseguir incluso más barato cualquier producto de los que aquí venimos a comprar, eso sí, variedad hay para aburrir.
Vamos a Arinsal, llegamos al hotel, nos instalamos y después de descargar la moto nos vamos a ver tiendas, deporte nacional por estos lares. Como Carmela está hasta las narices de ver tiendas de motos, nos separamos, ella tiendas varias, y yo solo y exclusivamente de motos. Encuentro alguna cosilla, pero es que no me hace falta de nada, sería gastar por gastar.
Río al lado del hotel, Arinsal
Monumento a Dalí, en Andorra la Vella
Cenamos algo en el hotel, y vamos a tomar un café a un local cercano, que ya conocemos de otra visita y que volveremos a visitar, el café está buenísimo, y el local tiene su encanto.
DIA 11, 12 agosto 2010 (100 km. aprox.)
Dedicamos el día a dar una vueltecita por el complejo de Vallnort, en su parte de Pal. Vimos lo que se ha puesto de moda ahora: las bicis de descenso. Comemos cerca del hotel, el cielo se pone feo, ¡ vaya novedad !. Por la tarde bajamos a dar una última vuelta, aburridos ya de tanta tienda, cenamos y a la cama, mañana nos espera una etapa marathon, Andorra - Almansa, a casita.
DÍA 12 , 13 agosto 2010 (760 km.)
Bueno, lo de siempre: desayuno copioso, nos despedimos del hotel, cojemos atasco para salir de aquí, como se pone esto hasta la aduana. Salimos de Andorra, ya está, pero al entrar en España, control de la Guardia Civil, como siempre.
Por desgracia, llegamos a la Seu d´Urgell, bien, pero cuando cojemos la carretera dirección Lleida, un accidente nos retiene unos 45 min., tal y como vimos el coche accidentado, la cosa no era de broma.
Como se hace tarde, comemos de camino en un restaurante cerca de Zaragoza, como se nota la comida española, ya estamos en casa.
Bordeamos Zaragoza, llegamos a Teruel con el cielo negro negro, nos abrigamos, y de camino a Sagunto nos cae la del pulpo, rayos, truenos y agua para aburrir.
En Valencia deja de llover, pero el cielo oscuro nos acompaña hasta casa, que ganas teníamos de llegar ............ ¿ o no ?
REFLEXION.
Casi 4.000 km., 12 días de viaje, cuatro hoteles, y mucha gente con la que se tiene contacto, pero siempre acompañado de Carmela, con sus ratos buenos y malos, como todo el mundo.
Este viaje no ha sido como el del año pasado, ni mejor ni peor, diferente. No han exsistido los nervios del año pasado, del primer viaje por Europa, pero ha sido más "melancólico", ha sido un viaje a la Francia más profunda, lejos de las ciudades, pueblos con encanto que te transmiten algo especial: ese sabor a viejo, esa humedad en las casa centenarias, esa gente que parece haberse quedado en el pasado, en los años de la post-guerra, hay algo en el ambiente que me llama, no sé lo que es, ¿ será ese ambiente motero que se vive en este país como en ningun otro sitio ?
Cuando llegamos a Pamplona también lo pude sentir, es lo que tiene vivir aquí, el norte nos llama.
Hemos decidido que el próximo año, si puede ser, nos quedaremos por el norte de España, no por una mala experiencia en el extranjero, sino porque hay partes de España que no conocemos, eso es imperdonable.
Espero que te haya gustado esta crónica tanto como yo he disfrutado de este viaje.
Hasta pronto.
